Mi experiencia laboral formal da comienzo en el año 2001, cuando tenía 16 años y estaba recién llegado a Barcelona desde Montevideo, ciudad en la que nací.
Si bien había hecho algunos trabajos ocasionales repartiendo pedidos, como peón en la construcción o ayudando a una cuadrilla de pintores, siempre he considerado como comienzo formal en el mercado laboral mi primer trabajo como camarero. Oficio al que me dediqué durante casi veinte años, en la extinta Xampanyeria Casablanca, un local emblemático de Barcelona donde trabajaba de lunes a domingo desde las cuatro de la tarde hasta el cierre, que la mayoría de los días no era antes de las 3 de la mañana y los fines de semana y los festivos se podía estirar aún más.
Mi recorrido en el mundo laboral había comenzado de una manera tremendamente hostil, en un régimen de semi explotación, del que dadas las circunstancias que atravesaba, no podía huir.
Con el paso del tiempo mi situación fue cambiando y logré ir mejorando mis condiciones laborales en otras empresas, siempre dentro del gremio de la hostelería, pasé a trabajar seis días en lugar de siete y con el tiempo incluso llegué a tener un día y medio libre, aunque las jornadas de trabajo seguían superando por mucho las ocho horas de duración, algo que en la hostelería todos sabíamos que era y es la realidad del sector.
Hace algunos años, un accidente doméstico me generó una lesión en la pierna izquierda incompatible con el trabajo al que había dedicado toda mi juventud, tuve que buscar opciones, reinventarme como profesional y empecé a estudiar por mi cuenta desarrollo web mientras pasaba el postoperatorio y el período de recuperación de mi lesión.
Esto me permitió empezar a trabajar como desarrollador en Takefortytwo, desde abajo y recorriendo de a poco el camino dentro de la empresa. Este cambio ya fue para mí, tremendamente interesante y estimulante, pasé de estar en un trabajo con una carga física y mental fuerte a poder trabajar desde casa, en un entorno cómodo y conocido.
Por supuesto el tema de la carga horaria fue otra de las mejoras que tuve en mi calidad de vida, no solo tenía dos días a la semana libres, si no que esos días eran los fines de semana, algo que en mi entorno laboral nunca había podido disfrutar y me permitía poder dedicar tiempo de calidad a mi familia, amigos, etc, si además añadimos el tema de los festivos, que en hostelería prácticamente no existen, fue algo que creí que no se podría mejorar de ninguna manera.
Un día, estaba terminando mi jornada y recibí una llamada de Dani para comunicarme que a partir de la siguiente semana, no trabajaría más los viernes. En un primer momento mi respuesta fue: ¿Qué he hecho mal para que me quiten horas de trabajo? y ¿Qué podía hacer para mejorar?. También pregunté si la empresa estaba atravesando alguna dificultad que yo no conociera, pero Dani me dijo que no, que todo estaba bien y que no era ninguna penalización, todo lo contrario, me explicó que la empresa iba a tomar este rumbo en su política y que íbamos a trabajar todos cuatro días a la semana e íbamos a seguir cobrando el mismo salario, que estaban apostando a que todos pudiéramos mejorar y que este esquema era el futuro y mejor pronto que tarde nosotros estaríamos a bordo.
Al principio me daba un poco de miedo no poder abarcar todo el trabajo de la semana, pero con la ayuda de AnaMaria y Laura que organizaron todas las tareas para que pudiéramos trabajar cuatro días, y aún así seguir manteniendo nuestro trabajo al día, incluso, con una productividad más alta.
A nivel laboral, trabajar cuatro días a la semana ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida y ha repercutido de manera positiva en mi vida personal.
Desde que adoptamos esta manera de funcionar en la empresa vivo mucho mejor, tengo tiempo para poder hacer trámites y gestiones personales, puedo cultivar mis aficiones, puedo viajar, moverme a ver espectáculos que me interesan o simplemente me puedo quedar el viernes de mañana estudiando o haciendo algún curso para mejorar y actualizarme, cuestión que repercute directamente en mi trabajo diario.
Ojalá que todos, más pronto que tarde, puedan disfrutar de lo mismo que nosotros disfrutamos en Onetotem.
Bruno Melluso
frontend developer