Portugal acaba de dar un paso audaz hacia la reestructuración del tiempo de trabajo con el lanzamiento de su proyecto piloto de la semana laboral de cuatro días.
Casi 40 empresas y cerca de 1000 personas de diferentes sectores del país han accedido a participar en esta prueba.
El pasado miércoles, la ministra de Trabajo, Solidaridad y Seguridad Social de Portugal, Ana Mendes, anunció en Comisión Parlamentaria que el país pondría en marcha una prueba piloto para reducir la semana laboral de cinco a cuatro días. La prueba comenzó ayer, 5 de junio, y tendrá una duración de seis meses.
El objetivo de este proyecto es evaluar si la reducción del número de días de trabajo por semana puede mejorar la productividad y la satisfacción laboral sin reducir salarios ni frenar el crecimiento económico de las empresas.
El Instituto de Empleo y Formación Profesional asumirá los costos y gastos asociados al desarrollo del programa piloto que abarcará al sector privado en 2023 y se implementaría en el sector público a partir de 2024.
Las empresas participantes del programa serán evaluadas antes, durante y después del mismo, a través de indicadores relacionados con la empresa, la productividad, los costes intermedios y el bienestar de los trabajadores. Cabe destacar que el programa no otorga ningún tipo de compensación o subvención por la participación.
En Portugal, diferentes sectores se han sumado al programa piloto, mientras que en España la propuesta se limita a pymes del sector industrial. El secretario de Estado de Trabajo, Miguel Fontes, explicó que el sector de retail y distribución, que opera de forma continua los siete días de la semana, puede implementar fácilmente una semana laboral de cuatro días, ya que estas empresas están acostumbradas a trabajar 24/7. Solo necesitarán aplicar una nueva forma de organizar los horarios de trabajo.
Estos proyectos piloto dirigidos a evaluar el impacto de la semana laboral de cuatro días son un torbellino que busca revolucionar la forma en la que vemos el tiempo de trabajo. No se trata solo de hacer horas, sino de encontrar un equilibrio lo más perfecto posible entre la productividad y el bienestar de los empleados.
En los próximos meses, tanto Portugal como España, y el resto de países que se van sumando al movimiento estarán expectantes, observando detenidamente los resultados de estos experimentos.
Se espera que a futuro, estos cambios marquen el inicio de una transformación laboral significativa, con beneficios equitativos para todos los trabajadores. Por el momento, se buscan las bases para una nueva forma de concebir el trabajo, donde la productividad y el bienestar estén en armonía, para brindar oportunidades de crecimiento y satisfacción para cada individuo.
